"La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se la doy como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden." – Juan 14,27
Vivimos en un mundo donde la ansiedad, el estrés, las noticias, la economía y las redes sociales han llenado nuestras mentes de ruido constante. Pero hay una promesa que trasciende todo eso: la paz de Cristo. No es una paz artificial ni momentánea. Es una paz que sana, que abraza, que sostiene cuando todo lo demás parece romperse.
¿Qué es la paz de Cristo?
No se trata simplemente de la ausencia de guerra o problemas. La paz que Jesús ofrece es una serenidad del alma que nace de saberse en las manos de Dios, aunque todo afuera parezca temblar. Es una paz que viene del Espíritu Santo y que no depende de circunstancias externas, sino de una relación viva con Cristo.
La diferencia entre la paz del mundo y la de Dios
El mundo ofrece “paz” basada en cosas pasajeras: dinero, placeres, entretenimiento o aprobación social. Pero son frágiles y volátiles. Hoy están, mañana se van. En cambio, la paz que nos da Jesús permanece en el sufrimiento, en la incertidumbre, incluso en medio de la enfermedad o el luto. Es una paz que no se compra, se recibe con fe.
¿Cómo recibir esta paz en el día a día?
- 📖 Orando con el Evangelio cada día. La Palabra de Dios es viva y eficaz. Nos centra, nos calma, nos recuerda que Él tiene el control.
- 🕊️ Acercándonos a los sacramentos. Especialmente la Eucaristía y la Reconciliación. Ahí el alma se encuentra con la verdadera fuente de la paz.
- 🙌 Entregándole tus cargas al Señor. Jesús mismo dijo: “Vengan a mí los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré.” (Mateo 11,28)
Testimonio silencioso
Las personas que han encontrado la paz en Cristo se convierten en faros en medio de la oscuridad. No necesitan gritarlo, se les nota. Su tranquilidad es contagiosa. Su confianza en medio de las tormentas inspira. Tú puedes ser uno de ellos, si permites que Jesús entre de verdad en tu corazón.
Un compromiso: buscar la paz
No se trata solo de sentir paz, sino de buscarla. De trabajarla cada día. De no dejarse robar por las preocupaciones del mundo, por las malas noticias o por el miedo. Jesús está contigo, en tu casa, en tu lucha, en tu historia. Y su paz no depende de lo que pasa, sino de quién está contigo.
Hoy, hagamos silencio interior. Cerremos los ojos un momento y digamos:
"Señor Jesús, en medio del caos que me rodea, quiero recibir tu paz. No la paz falsa del mundo, sino esa paz profunda que solo Tú puedes dar. Calma mis tormentas, fortalece mi fe y quédate en mi corazón. Amén."
🕊️ Redención FM – Donde la fe encuentra reposo y el alma encuentra dirección. 🙏
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